sábado, 17 de septiembre de 2011

Ya empezamos!!

Pues sí: si este blog pretende hablar de espiritualidad, entre otras manifestaciones de nuestra condición de humanos, "sapiens", no podía faltar alguna referencia a conceptos elevados, místicos, trascendentes. Intento huir de los tópicos que salpican el mundo del misticismo, de lo sagrado, puesto que muchos de estos conceptos asustan y retraen a mucha gente, incluída yo. Vivimos en un mundo muy materialista, y heredero de los paradigmas científicos del Círculo de Viena, del Positivismo, y de la física Newtoniana. Todo tiene que ser comprobable empíricamente para poder ser medido y comparado, repetido y re-experimentado, para poder afirmar que es cierto y verdadero.

Y tal vez hemos dejado escapar esas partes reales y presentes en todos nosotros, o en el mundo que nos rodea, pero que no se pueden medir ni comprobar con la tecnología que hemos desarrollado hasta ahora. En parte, porque el enfoque científico de los últimos siglos iba encaminado a seguir observando los hechos que nuestros sentidos pueden constatar, con lo cual resulta la pescadilla que se muerde la cola.

Tal vez sería contraproducente que la ciencia dirigiera sus miradas a lo intangible... aunque se dan intentos continuamente. Desarrollar una tecnología que pudiera explicar fenómenos como la intuición, la percepción del aura o similares, supondría unas inversiones desproporcionadas con respecto a mejorar lo que ya sabemos hacer. Así que seguimos por el mismo camino, y dejamos de lado todo éso que , por no poderse apreciar con los sentidos del cuerpo físico, consideramos ambiguo, mítico, espiritual e invisible.

Pero la ciencia está cambiando hace décadas. La pujanza de las ciencias del comportamiento, ya sean sociales como económicas, y la necesidad de que sus estudios e investigaciones adquieran un aspecto similar al de la ciencia "tradicional", ha planteado muchas dudas filosoficas entre quienes dirigen, enseñan, inician y desarrollan investigaciones. Los productos de nuestra mente, aunque no observables como tal, tienen reflejo en nuestras acciones, y a la vez, tienen presencia en nuestra autopercepción. Tod@s sentimos y sabemos lo que hemos sentido, y cómo nos ha afectado. Y entendemos o identificamos algunos sentimientos en los demás, sin que nos los digan, incluso sin signos evidentes de que los tengan. Para ciertas ciencias, que buscan el rigor tanto como las matemáticas y la biología, estas percepciones tienen valor indiscutible. Existen.

Por otra parte, a principios del siglo pasado, Einstein desarrollaba la teoría de la relatividad, y abría la puerta a un mundo de descubrimientos físicos y astronómicos totalmente asombrosos. Sabemos que la materia como tal no existe: las moléculas y átomos que nos conforman y componen la naturaleza como piezas de un LEGO microscópico, no son más que espacio entre partículas, vacío, huecos, ... Y las partículas que forman la parte "sólida", tal vez son nada más que condensaciones de ... energía pura y dura, en un estado muy condensado, para decirlo de un modo sencillo.

Así que nosotros, nuestras células y el mundo que nos rodea, es nada más que energía, organizada a diferentes velocidades y niveles de potencia o cinética, y espacio vacío.

A partir de aquí, las terapias alternativas, complementarias, filosofías orientales y fuentes de conocimiento o contacto con nuestra esencia, a parecen con una base demostrada por la ciencia, todavía en estudio, pero sin marcha atrás.

Mi búsqueda, y mis intenciones con este blog es acumular apuntes, mensajes, artículos, y reseñas con las que trabajar esos aspectos de la realidad dejados de lado por la Ciencia, por los poderes fácticos de la Enseñanza, de la Religión, de la Economía y el Poder. Sin apartarme de los que conocemos y creemos controlar, para salir de ése camino y aventurarse a descubrir que hablar de Dios, divindad, espíritu y más allá, no es ridículo, no es extraño, no es malo. Simplemente... es.

Por eso hoy sí incluyo vídeo de "mensajes espirituales y de autoayuda con música inspiradora e imágenes sugerentes", que resume un poco la capacidad que tenemos de entender todo esto y aprenderlo, vivirlo, y asumirlo. Tender un puente entre lo que damos por inamovible, y lo que podemos llegar a entender y conocer.